Esta mañana leía la siguiente noticia acerca del activista y político francés Pierre-Alain Cottineau y lo que me ha llamado mucho la atención, es el cómo lo primero que he pensado al ver la imagen del protagonista, ha sido: “nunca lo hubiese imaginado”
Mantenemos un sesgo cognitivo denominado “efecto halo”, por el que cuando alguien nos resulta “bello, guapo, físicamente atractivo” tendemos a atribuirle otras características positivas, como la inteligencia, honestidad, competencia, sin tener evidencia real de ninguna de ellas, o incluso, como yo se las estoy “imponiendo” lo que hago es ir buscando confirmaciones de las mismas en cada uno de sus comportamientos.
Esto tiene muchas implicaciones, ya que nuestra tendencia a “rellenar los huecos de información” sobre una persona que acabamos de conocer, quedan automáticamente contaminados, y la propia relación condicionada en su evolución. Es decir, en cuanto conocemos a alguien, todos son lagunas, huecos, espacios vacíos, de información acerca de esa persona, y eso nos genera inquietud, ya que «queremos conocer quien es esa persona», por lo que tendemos a cubrirlos con «la información que a nosotros nos parece que puede acercarse a la realidad»: edad, profesión, estado civil, historia personal…
Aprendemos en nuestro desarrollo a asociar que “lo bello es bueno”, reforzada además por los medios de comunicación y los valores imperantes en la sociedad. Cuando lo que yo considero «bello» es algo completamente subjetivo, arbitrario, condicionado por muchos elementos. No es nada objetivo existente, fuera de mi observación.
Si somos conscientes de esta tendencia, nos puede resultar muy útil prevenirnos a la hora de condicionar determinadas decisiones que podemos tomar, más impulsados “por lo que yo quiero ver y proyecto en esa persona” que “por las evidencias que de aquello que estoy pensando, está corroborado por la realidad”
También tener en cuenta que las personas “atractivas” suelen, por el trato positivo recibido socialmente, desarrollar mayor confianza en ellas mismas, mantener una “autoimagen” más positiva, lo que puede conducir a proyectar la sensación de seguridad personal y hacer de refuerzo de esas cualidades positivas, que yo quiero ver en ellas.